En el Día de Internet, es importante reconocer el papel fundamental que las mujeres han desempeñado en la evolución y el desarrollo de la tecnología. Entre ellas destaca una figura emblemática: Hedy Lamarr, una talentosa actriz de Hollywood que también se destacó como inventora y cuya genialidad sentó las bases para la creación del WiFi. A través de su historia, podemos apreciar cómo Internet ha brindado oportunidades sin precedentes a las mujeres, permitiéndoles acercarse y dejar huella en diversos campos.
Durante la II Guerra Mundial, Lamarr desarrolló, junto con el compositor George Antheil, un sistema de comunicaciones secreto llamado «salto de frecuencia» para evitar las interferencias de los torpedos en los submarinos. Esta tecnología, basada en la idea de cambiar rápidamente las frecuencias de transmisión, sentó las bases para el WiFi moderno, el GPS y otras tecnologías inalámbricas que utilizamos en la actualidad.
Ivette Rapaport
Periodista y Docente
La historia de Hedy Lamarr es solo un ejemplo del increíble potencial que las mujeres tienen para innovar en el ámbito tecnológico. A lo largo de los años, las mujeres han desempeñado un papel fundamental en el desarrollo de Internet y han aprovechado sus posibilidades para acercarse a campos que anteriormente les eran inaccesibles. La tecnología ha brindado una plataforma para que las mujeres muestren su talento, habilidades y conocimientos, rompiendo barreras y demostrando que son igualmente capaces de sobresalir en los ámbitos científicos, tecnológicos y de innovación.
También es real que Internet ha permitido que las mujeres se conecten y colaboren entre sí, creando redes de apoyo y compartiendo conocimientos en comunidades virtuales. Las plataformas en línea han abierto puertas a nuevas oportunidades profesionales y empresariales, permitiendo que las mujeres emprendan proyectos y amplíen su influencia en diferentes campos.
Sin embargo, en América Latina y el Caribe, la brecha de acceso a internet es evidente, ya que se estima que 244 millones de personas en la región carecen de conexión. Las disparidades entre áreas urbanas y rurales son especialmente preocupantes: en 2018, aproximadamente el 68% de los hogares urbanos estaban conectados, en comparación con solo el 23% de los hogares rurales.
Además, se estima que 4 de cada 10 mujeres en la región no tienen acceso a internet o no pueden permitirse una conectividad efectiva. Esto implica no solo la falta de acceso a internet, sino también la disponibilidad de dispositivos y la falta de habilidades básicas para utilizarlos.